cuando eramos niños crecíamos todo el tiempo
de un día para otro amanecíamos y el pantalón cada vez nos quedaba más corto, el calzado apretaba un poco hasta que se hacia imposible de usar, los muebles cada vez parecían más pequeños, ya no era imposible llegara ciertos rincones de la casa... 
todo cambiaba y no creíamos que eramos nosotros, creíamos que a todo lo demás le pasaba algo...
cuando nos convertimos en  adolescentes el cambio ya era inminente, todo nuestro cuerpo lo gritaba aunque fueras el más antipático no podías ocultarlo...
ahí el cambio nos comenzó a parecer normal e incluso queríamos que llegara cada vez más rápido
hasta que sentimos que crecimos tanto que quisimos frenarlo...
deseamos tener la magia para poder hacer que el tiempo no ocurriera, pero aunque no quisiera sucedía y sucedía, día a día...
y ahí cuando quisimos dejar de crecer nos olvidamos que el crecimiento duele y que trae consecuencias...
se nos olvido que cuando eramos niños y el diente salía de su escondite nuestra encía se expresaba y dolía, se nos olvido que cuando un hueso crece el cuerpo duele, que cuando el cuerpo se estira llega la fiebre o un dolor insoportable...
cuando somos niños nuestro cuerpo nos ayuda a expresarnos ya que quiza nuestra cabeza aún esta imposibilitada o no se quiere distraer con esos temas...

y aunque no queramos hoy en día sigue sucediendo lo mismo pero no lo vemos...
hoy en día seguimos creciendo aunque no queramos y se nos olvida que el cuerpo nos sigue ayudando pero que pocas veces lo escuchamos
cuando estamos creciendo en esta edad, la cabeza se sobregira, quiere explotar, duele...
cuando seguimos cerciendo a esta edad pero no queremos, una enfermedad nos tumba de repente y supuestamente nosotros no sabemos porque
cuando seguimos creciendo pero nos resistimos llega una deporesión corporal, anímica a la que le buscamos tantos culpables más nunca los correctos
cuando seguimos creciendo y lo queremos ocultar el cuerpo te ayuda a recordarlo pero al parecer lo confundimos con enfermedad, cansancio...

escucha tu cuerpo, acepta el cambio, abre tu corazón y crece que es inevitable,
seguiremos creciendo o estaremos metidos en un disfraz que no nos corresponde que un día habrás de quitarte...